Ya estamos de lleno en las campañas electorales y como cada tres años, vemos como va cambiando la fisonomía del país (algo así como Jekyll y Mr. Hyde). Los postes se vuelven asta pendones múltiples, las bardas se llenan de graffitis creados por vándalos partidistas, el piso se tapiza de volantes con rostros y leyendas abstractas. Rápidamente esta nación encopetada que intenta lucir con orgullo y altivez sus prendas, se las desgarran los futuros parásitos (entiéndase gobernantes) y la dejan en calidad de pordiosera.
Surge de un día para otro la terrorífica galería de rostros, que con estúpidas sonrisas intentan convencernos de una honestidad que saben no tienen y en el último de los casos les estorbaría para sus futuros proyectos personales. Vemos en esos pendones, súccubus e íncubus que parecen sacados del cuadro del Bosco titulado el Jardín de las Delicias, con caras que denotan el disfrute orgiástico del momento que sacia su ego reprimido.
No se quien inició esta costumbre de poner rostros y ocurrencias en la propaganda, pero lo que si sé es que es un insulto visual, una verdadera galería del terror, caras que impúdicamente muestran su cinismo; y ocurrencias de ideas vagas que denotan falta de compromiso, por ejemplo: Por vientos nuevos, primero tú, seguridad sí, por más resultados, unámonos para tiempos mejores, atento a tu voz, juntos tu y yo, con la fuerza de tu voz, etc., etc. ¿Quién pude votar por alguien así?
Lo más lastimoso de ese gasto que se hace con nuestros impuestos es que “lo vemos pero no lo vemos”, sí, esas bardas, pendones, espectaculares y demás ya no jalan nuestra atención, estamos acostumbrados a esa aberración trienal.
Yo en lo personal volveré a ejercer mi derecho de voto, cuándo la falta de compromiso de estos políticos de pacotilla sea castigada por no cumplir con su obligación, sino seguiré pintando mi caracol.
(www.gendetta.com)
Antonio Arceo Levario-
Cacho
domingo, 7 de febrero de 2010
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