Son ya varios años de andar en el trajín del arte, buscando espacios para artistas que no fueron ungidos por algún mecenas multimillonario o algún político snob que buscaba “decorar su casa”. Tocando puertas, haciendo antesalas, rumiando mi rabia en alguna oficina gubernamental por la cancelación en el momento de la cita. Haciendo propuestas por escrito, llenando formularios y todo para que al final llegue la consabida respuesta que nunca llega: “Lo vamos a estudiar y le avisamos”.
En los años ochentas pagué mi novatez al llevar a varios pintores que representaba a las “famosas casas de cultura”, fue dónde me di cuenta de varias situaciones:
-A los titulares de las delegaciones políticas no les interesa la cultura ni su difusión, sino tan sólo cubrir programas.
-Que los políticos (delegados o secretarios de cultura), van a las inauguraciones tan sólo a tomarse la foto y aventar su consabido y aburrido discurso en pro de bla, bla bla.
-Que el único día que la gente asiste a ver las exposiciones es el día de la inauguración y eso por que la gran mayoría son invitados del artista.
-Que los asistentes que no son cercanos al artista llegan para ver si hay vino de honor y libar “de a grapa”.
-Que la gente que asiste a las casas de cultura es por que básicamente tiene la intención de aprender algún oficio y lo que menos le interesa es lo expuesto ahí.
-Que el costo del evento corre por cuenta y riesgo del artista, y por último por que la lista es interminable:
-Que para el artista y su obra no pasa nada, salvo que él se dio cuenta de lo intrascendente de estos lugares y de la pérdida de tiempo y recursos que le dejó su aventura.
Quien está inmerso en este mundo sabe del viacrusis al que me refiero. Que para dar a conocer su trabajo y vivir de él es sumamente complicado sino se tienen los contactos adecuados.
Afortunadamente para ellos (los artistas), en los años sesentas surgió en México la idea europea de ocupar los espacios abiertos como jardines y parques para acercar al público sus trabajos y ¿oooh sorpresa! Les funcionó. El pionero jardín de Sullivan fue el primer espacio de estas características. Posteriormente surgieron otros como el de Coyocán, Tlacoquemecatl, San Jacinto, San Fernando, etc., etc. Sin embargo todos estos lugares tan sólo se abocaron a la parte pictórica del arte, descuidando todas las demás manifestaciones.
He comentado con varias personas y coincidimos en que es muy difícil llevar público a las casas de cultura, y que la gente en general gusta de pasear sábados y domingos al aire libre y “ver que se encuentra por ahí”; por eso la gran afluencia a los jardines o parques donde “hay algo que ver”.
Sabemos también que estos espacios culturales se han desarrollado al sur de la ciudad de México, y aún así, han logrado la asistencia de la gente de todos lados del DF y su área metropolitana.
Siempre he querido junto con el grupo de artistas que represento (Grupo Cultural touareg), crear un corredor cultural al norte del DF, pero me vuelvo a topar con lo mismo de siempre: Las autoridades y su burocratismo.
Presenté por escrito el 2 de Febrero de 2010, una propuesta a la Delegación Gustavo a Madero para crear un Corredor Cultural en GAM, y después de 29 días (7 de marzo), verbalmente me comunicaron las autoridades de la secretaría de cultura de la GAM que no se permite nada de esto en vía pública. Sin embargo veo con tristeza que cualquier puesto de garnachas, discos pirata o chácharas pueden establecerse donde quieran y son invisibles para la autoridad.
En fin no hubo sorpresas sólo decepción. Seguiremos emigrando de GAM a otras delegaciones, los artistas a buscar como acercarnos al público y el público a ver con que propuestas se tropiezan en su andar lejos de la delegación, ya que a nuestras burocráticas autoridades siguen como hace 30 años… creando elefantes blancos para llenarlos de vacío como El Centro Cultural Futurama.
Cacho.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario